Pero existen composiciones inesperadas cuya singularidad estriba en que, a pesar de ser creadas por el hombre, no son el fruto de una atenta planificación, sino por el contrario, el resultado del descuido y el abandono. La composición de la foto es una de ellas. Rosal, Geranium y Philadelphus se han desmadrado y fusionado maravillosamente dando lugar a un conjunto digno del más refinado jardinero-paisajista, equilibrio perfecto de formas, colores y tonos. Hasta el suelo "tipo mosaico", un claro ejemplo de feismo al estilo gallego, resulta original y se integra perfectamente en la composición, quizás por este carácter tan especial que le ha dado el tiempo y el abandono, quizás porque desde hace tiempo no cae sobre él gota de lejía alguna.
Me siento especialmente atraído por ese tipo de composición porque en ellas el factor casualidad, por accidente, se ha llevado al extremo. Me pregunto: ¿Y si pudiéramos calcular y planificar la casualidad de una composición? Es decir: ¿idear esquemas de plantación con el claro propósito de conseguir ese maravilloso desorden absteniéndonos totalmente de su mantenimiento? Y por consiguiente: ¿es este tipo de composición reproducible? Y en caso de respuesta afirmativa: ¿es perdurable?
Probablemente este ultimo aspecto sea el mas critico de la cuestión, quizás esa delicada armonía dure solo un momento, fragmento mágico del proceso de evolución de una composición paisajística.