Tengo que admitir que por el tipo de jardinería que practico, sin riego, sin fertilizantes y productos químicos de algún tipo, el cultivo de herbáceas puede llevar fácilmente al fracaso. Escaso desarrollo o, por ejemplo, extrema susceptibilidad a babosas y caracoles, suelen conducir a resultados poco satisfactorios que poco tienen a que ver con las espectaculares imágenes de herbáceas retratadas en libros, revistas y catálogos. No obstante, solo a través de la experimentación continua seremos capaces de descubrir que material vegetal se adapta a nuestro jardín y a nuestra filosofía de jardín. Yo personalmente huyo de todo lo que necesita demasiados cuidados. Recuerdo cuando tenazmente colocaba vasitos de cerveza alrededor de las herbáceas mas sensibles para salvarlas de la voracidad de babosas y caracoles. De lupinos, hostas y echinaceas, hacían un banquete.
Podemos optar por invertir nuestro tiempo y dinero en el cuidado de plantas inapropiadas o, cambiando de estrategia, tratar de buscar especies que con el mínimo cuidado nos proporcionan buenos resultados. Francamente me decanto claramente por la segunda opción, motivo suficiente para comprar todo aquello que tiene alguna probabilidad de que pueda funcionar.
A veces los aciertos los podemos encontrar en los lugares mas inesperados, como por ejemplo en las estanterías de un supermercado que de manera puntual vende a precios muy asequibles paquetes de bulbos y rizomas como si fueran bolsas de patatas fritas. Justamente en uno de estos supermercados compré unos paquetes de Brodiaea laxa, una bulbosa que apenas conocía y de la cual existe muy poca información en la web.
La floración abundantísima y bastante duradera ocurre en tarda primavera, es decir bastante mas tarde que la de los clásicos bulbos. Destaca maravillosamente entre piedras. Resiste la sequía y no parece sufrir plagas o enfermedades.
Sin duda se ha ganado un puesto entre mis preferidas.